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Foto del escritorAntonio León

Entre Fronteras 2022: donde no se apaga la danza


Ayer en la tarde, dio inicio la edición XXIX del Encuentro Internacional de Danza Contemporánea Entre Fronteras en la ciudad de Mexicali. Luego de la suspensión por la caída de las actividades con público en 2020 y tras una versión del encuentro en formato híbrido, regresó a su planteamiento original: una función al interior del Teatro Universitario con la asistencia dispuesta a este reencuentro con la danza.


MákinaDT fue la compañía encargada de hacer los honores en el primer día del Entre Fronteras. La pieza que trajeron a este escenario lleva por título Wireframe, obra ganadora del Premio Nacional de Danza Contemporánea Guillermo Arriaga INBA-UAM, México 2018.

Al abrirse el telón, vimos a cuatro bailarines alrededor de una pila de objetos que bien podrían ser los mesabancos abandonados de un colegio o el colapso de los estantes de una ferretería. El grupo ha elegido, para este espectáculo, una banda sonora que parece venir desde venas que respiran aluminio o niños invisibles en su patio de juegos, un ejercicio de escucha activa a la par del método de construcción del espacio escénico.

Lo construible es el objeto: una suerte de cubo gemelo que incluye espejo. MákinaDT ubica al centro del escenario este juego arquitectónico y hace la acotación al margen. Un comentario del encierro en los días que se viven, de la individualidad al seno de lo colectivo.

Pero lo construible es también el cuerpo: nos amoldamos a los objetos dentro de una coreografía cotidiana y disponemos nuestras emociones en función de un resultado que dura poco tiempo en pie. El grupo de artistas sobre la escena enciende las luces y nos lleva a donde no se apaga la danza.


Con un código de vestimenta en colores primarios, la pieza hace un juego con la parte plástica depositada sobre el cuerpo de quienes la ejecutan: en ocasiones Mondrian, en otros vitral de iglesia gótica y después en una interminable partida del Tetris a escala humana. Los rostros se diluyen y las luces vuelven a encenderse. La construcción habita de formas variables y es un molde con paredes abiertas.

Al final de la función, quienes integran este grupo se acercaron al público y abrieron el diálogo. Hubo preguntas acerca de la forma, y anécdotas sobre cocina y carpintería. Un momento en el que también hubo construcción de espacios. Y es que también existió el tiempo para la danza. Un tiempo que no está a discusión, porque lo poblamos en movimiento apenas predecibles por la señalética dispuesta para su ejecución. Danza en la inarmonía de lo cotidiano, movimientos en paralelo desde la pulsión sobre el piso.


*Antonio León (Ensenada, Baja California) escribe poesía y crónica. Es editor de poesía en la revista El Septentrión y autor de los libros Busque caballos negros en otra parte (pinosalados) :ríos, dentro de la colección Ojo de Agua, editada por CETYS Universidad y Consomé de Piraña, editado por Carruaje de pájaros y el Instituto Sinaloense de Cultura en el 2020. En 2016 fue el ganador del Premio estatal de literatura (poesía) en Baja California, con el libro El Impala rojo. En 2018 fue becario del Programa de Estímulo a la Creación y Desarrollo Artístico en la categoría Creadores con trayectoria. Actualmente se desarrolla en promoción de la lectura y la promoción cultural universitaria y es parte del equipo organizador del encuentro Tiempo de Literatura, en Mexicali.


**Fotografías de Eliud Gil Samaniego

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