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Foto del escritorPor Hugo Méndez Fierros*

InBetween: Movilidades humanas, globalización y frontera México-EE.UU.

La movilidad de personas está en la esencia de la historia de la humanidad desde tiempos remotos. No obstante, en el contexto de globalización marcado por las interconectividades, actualmente experimentamos rupturas y cambios importantes en estos procesos de inmigración en el contexto local transfronterizo de Baja California, que vale la pena nombrarlos y visibilizarlos con el fin de poder aproximarnos a su comprensión.


Hemos apuntado que la invasión armada de Rusia en Ucrania ha generado el desplazamiento de millones de personas del segundo país, hacia distintos puntos del planeta. Hace tres días, en Tijuana, fue habilitado un albergue en una unidad deportiva para atender a 400 ciudadanos ucranianos. En Mexicali, coexisten cientos de personas haitianas que entre 2016 y 2022 han arribado a esta frontera en movilidad forzada, con miles de mexicanos desplazados por la violencia generada por grupos narcotraficantes en Michoacán, Sinaloa, Zacatecas y otras entidades federativas. La mayoría están a la espera de refugio o asilo en los EE.UU.


Por otra parte, a esta frontera han arribado en los últimos 5 años miles de personas centroamericanas, particularmente de Honduras y El Salvador, así como cientos de migrantes de origen venezolano, cubano y de diversos países de África y Asia. El pasado fin de semana el jefe del sector Yuma, de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza declaró que más de 1,000 personas intentan cruzar diariamente la frontera en esta área. El denominador común es la movilidad forzada, producto de las violencias, la precarización y los desastres naturales. Estos grupos poblacionales no habían arribado en número ni condiciones como hoy lo estamos atestiguando.


Enrique Coraza ha escrito que “Las personas se ven obligadas a utilizar como estrategia de sobrevivencia moverse desde un espacio, el cual en ese momento es percibido como «inseguro», hacia otro u otros, los cuales perciben como «seguros». Por tanto, se reconoce el primer elemento que constituye la causa esencial de las movilidades forzadas: la existencia de amenazas, algunas, en forma de violencia. Teniendo en cuenta que el movimiento representa una estrategia para evadir o evitar tales situaciones, puede considerarse como una acción reactiva o proactiva: reactiva, si se asume que la persona reacciona moviéndose frente a la vivencia directa de lo que representa la amenaza; proactiva, en la medida en que lo hace frente a un peligro potencial inminente”.


La Comisión mexicana de ayuda a los refugiados (COMAR) recién ha publicado que tras el cierre de marzo, fueron registradas solicitudes de refugio provenientes de 85 países de todos los continentes. De los cuales, 37.51% son de América Central, 38.6% son del Caribe y 23.18% provienen de Sudamérica. Es decir, de estas tres regiones viene el 99.29%. Por otra parte, se hace evidente que la cifra más alta de solicitantes de la condición de refugiado en México durante el sexenio pasado fue el año 2018 con un total de 29,574. Exactamente esa misma cifra fue registrada apenas durante el primer trimestre de este año.

A lo mencionado párrafos arriba se suman algunos factores que permiten inferir que la movilidad hacia la frontera México-EE.UU. se incrementará en los siguientes meses. Por ejemplo, el anuncio realizado el pasado viernes 1 de abril por la presidencia de el país vecino, encabezada por Joe Biden, para eliminar a partir de mayo la aplicación de la política fronteriza de securitización conocida como Título 42, que fue iniciativa de Donald Trump y permitía la deportación rápida de los inmigrantes.


Los procesos migratorios se reconfiguran en el escenario de la globalización, la comprensión y atención del tema se hace cada vez más compleja. ¿Qué implicaciones tienen estos cambios en la movilidad humana para esta zona transfronteriza? ¿Qué podemos aportar desde la academia y la sociedad civil, en solidaridad con estos grupos de personas?


*[No. 72/2022]. El autor de esta publicación es profesor-investigador en la Facultad de Ciencias Humanas de la UABC.

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